PLAN EUROPEO DE RECUPERACIÓN Y RESILIENCIA: LO QUE YA SABEMOS

En mi ya larga experiencia en el mundo empresarial, nunca como ahora había vivido unos momentos de tanto interés, de tanta agitación ante la aparición de un proyecto nuevo, nacido además esta vez en el seno de nuestra nueva realidad geopolítica: Europa. Todo el mundo se pregunta, ¿qué puedo yo hacer en ese nuevo escenario de los más de 750.000 millones de euros (144.000 específicos dedicados a España) ?, ¿dónde tengo que dirigirme para participar? Nadie quiere quedarse fuera de la fiesta.

No hay respuestas para tantas interrogantes, pero sí que va habiendo algunas informaciones que permiten ir acercándose a las soluciones- siempre que las interpretemos correctamente – evitando caer en esos mensajes mal intencionados de los que, como es habitual, han pretendido obtener beneficios de la confusión de las mayorías. Este artículo persigue poner en claro lo que ya sabemos y sobre todo lo que nos queda por saber para, al final acertar en nuestro posicionamiento individual ante el gran reto.

Lo que sigue a continuación es el resultado de haber escuchado a los responsables políticos que, en un buen ejercicio de comunicación, han ido contando lo que sabían o podían decir, y de haber estudiado con atención las escasas publicaciones que desde Bruselas se han ido lanzando acerca de este apasionante asunto. No obstante, y como no puede ser de otra manera, lo que se indica en los renglones que siguen a continuación está sometido a revisión, posible interpretación errónea de lo escuchado; eso sí, siempre presidido por la mejor voluntad de haber bien entendido una realidad compleja.

 Empecemos por lo que ya es cierto. Los fondos aprobados por Bruselas se componen de ayudas directas y de préstamos en unos porcentajes a definir para cada país en función de unos índices que tienen en cuenta varios factores económicos, de población, desempleo, etc. Los países miembros, receptores de esos fondos, deben plantear a la Comisión Europea sus planes nacionales que examinará si las propuestas se encuentran dentro de una de las seis áreas de relevancia: la transición ecológica, la transformación digital, el crecimiento inteligente y sostenible basado en nuevos empleos, la cohesión social y territorial de los países, la salud y la resiliencia de las poblaciones y las políticas para las nuevas generaciones incluyendo su educación y preparación para la vida.

Esos planes pueden y deben incluir reformas y proyectos de inversión que modifiquen el entramado europeo de competitividad, persiguiendo que, tras estos siete años de vigencia del Fondo, los países miembros se hayan situado en condiciones bien distintas de las actuales, de cara a una competición global, mundial en relación con los otros actores del planeta: USA y China.

Este proceso ya se ha arrancado y en fecha reciente, el pasado 10 de febrero, se publicó la regulación a la que va a someterse todo su despliegue. El plazo para que los países presentasen sus propuestas arrancó el pasado otoño y España fue de los primeros en explicar a los Comisarios Europeos su propuesta. Las señales verbales sobre esa presentación han sido positivas, tanto por su celeridad como por su enfoque. Esa respuesta, contenida en el documento ESPAÑA PUEDE, tiene 30 componentes transversales y una buena distribución entre las Reformas y los Proyectos de inversión.

Ahora ya sabemos el plazo para culminar el Plan: el 30 de Abril del 2021 los países deberán haber presentado sus proyectos que tendrán que ser coherentes con lo expresado en el Semestre Europeo que para cada país se elabora desde la Comisión y al que hay que encuadrar dentro del Plan Nacional de Reformas. Esta exigencia redobla la definición de lo que se puede hacer dentro de cada propuesta país: ajustada a las seis áreas de relevancia y dentro de las exigencias ya detectadas por Europa para cada estado miembro. Pocas áreas para la elucubración y mucho campo para atacar los problemas de fondo.

Europa se da dos meses para estudiar las propuestas y cuatro semanas para proceder, tras un periodo de consultas y reelaboración para la aprobación formal del Plan. Por ello es previsible que, de superar ese proceso de valoración externo a nosotros, en los próximos meses de Junio o Julio se pudiera disponer de los fondos que en la regulación actual permitiría un adelanto de hasta el 13% de los importes asignados a cada país. El resto se iría haciendo ya por un cumplimiento de los objetivos y plazos descritos en los proyectos respectivos.

En España, con la aprobación de los Proyectos Generales del Estado para el 2021, disponemos de una partida de 27.000 millones de euros para cubrir las actividades del Plan que se confía se aprobará a mediados del año. Por lo tanto, no es preciso esperar a que se culmine dicho plazo para arrancar las labores, no sencillas, de elaborar reformas y proyectos. Los PGE han asignado cantidades por concepto de gasto (deberían decir inversión), con especial dedicación a algunas partidas, a saber: Industria y Energía 5623 Millones de euros, el 21,12%, Investigación y Desarrollo 4753 millones de euros, el 17,85%, Infraestructuras y ecosistemas resilientes 4696 millones de euros, el 17,64%, Sanidad 2945 millones de euros, el 11,06%, Educación 1083 millones de euros, el 6,77% y otras quince partidas más hasta completar el total del presupuesto.

También sabemos que han existido algunas peticiones de interés por parte de algunos Ministerios para explorar cuales podrían ser los potenciales proyectos empresariales preparados para participar en el Plan. La respuesta obtenida, en el primero que se cerró, el del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, con mas de 750 propuestas de consorcios cuyos presupuestos superaban los 30.000 millones de euros, ha sido muy significativa de cómo está de preparado el tejido empresarial español para dar una respuesta positiva al reto. Es necesaria insistir, porque lo reitera el documento europeo y lo repiten los responsables políticos españoles que los proyectos esta vez no van a caer en asuntos marginales, teniendo que ser transformadores, transversales que nos ayuden a cambiar el país hacia una posición más competitiva. Tranquilidad para los que se inquietan en relación con lo que suponen estas peticiones de interés. Han sido una exploración preparatoria de lo que existe para facilitar la definición de lo que está por venir: la definición por parte del Gobierno de los PERTES elegidos que serán transversales, enfocados en problemas del país, pocos, un número manejable, amplios, una constelación de proyectos, coherentes con las seis áreas de relevancia y con los IPCEI europeos y muy innovadores, capaces de cambiar la realidad.

Y hasta aquí un resumen muy apretado de lo que ya sabemos; en breve, a este recopilatorio le seguirá otra entrega de lo qué nos preguntamos; aquellas cosas que nos faltan por conocer para estar en condiciones de participar con éxito. Invito a seguirlas en la siguiente entrega.

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