2021: UNA DECLARACIÓN DE OPTIMISMO

Dentro de unos días arrancará el 2021, año que sigue al aciago 2020, el de la pandemia, la crisis económica; cuando nuestros valores, que creíamos firmes, se vinieron abajo de repente, en pocos días, casi sin que pudiéramos darnos cuenta. Y seguimos en medio de esta confusión, aturdidos por las cifras de contagiados por cien mil habitantes y sin saber cuándo va a cambiar la situación y si, después de que se termine la pandemia, volverá la tan deseada rutina, la normalidad tan ansiada.

Permitirme que, en medio de esta confusión, con tanto desasosiego, haga una declaración de optimismo, de confianza en este género humano, por otra parte, tan merecedor de críticas, de reproches. Sí, soy del grupo de los que creen que hemos progresado mucho en los últimos tiempos: en la anterior peste – la gripe llamada española – fallecieron entre 50 y 100 millones de personas (200.000 de ellos en España). En el año 1820 la estimación de pobreza en el mundo rondaba alrededor del 80% de la población y en el 2015 esa cifra se estimaba en el orden del 20%. La esperanza de vida de los habitantes  del planeta ha pasado de 66.5 a 72 años en solo los años que van desde el origen del siglo XXI hasta justo antes del COVID-19.

Y todo esto no ha ocurrido por casualidad, por un golpe divino de suerte cósmica. No, aún consciente de las múltiples cosas que hay que corregir, estoy seguro de que todas esas mejoras han sido consecuencia de la firme decisión de investigar, aplicar, corregir, volver a preguntarse cosas y encontrar las soluciones. Y hemos sido las mismas personas que cometemos otras aberraciones y disfunciones las que, cuando hemos querido, hemos encontrado la senda del progreso, las formas de corregir los profundos errores que hasta aquí han traído las guerras, las crisis, la desigualdad.

Pues bien, el 2021 podría, o tal vez debería, ser el año en que, con las lecciones recién aprendidas sobre nuestra fragilidad, aun sintiendo el dolor de las pérdidas humanas y económicas, encontremos una senda nueva en la que avanzar, otro paso, pero ahora bien grande, en la superación de nuestros problemas, que son muchos pero que cada vez más están en nuestras manos.

Con una Europa que ha encontrado una senda de integración bien distinta de la anterior, con unos EE.UU. que ha cerrado una etapa, cuya continuidad hubiese supuesto serios problemas para el equilibrio planetario y con un continente asiático que dice encarar el reto medioambiental bajo premisas inimaginables hace poco tiempo, cabe la esperanza. Sí, una confianza no ciega, por el contrario, repleta de decididas apuestas por la Ciencia, la Tecnología, la Innovación, vectores que nos deben llevar a la consolidación de sociedades donde predominen los valores democráticos, otro de los grandes avances de la humanidad, también tan atacados en tiempos de turbulencia.

Comentarios

  • Antonio

    28 de diciembre de 2020

    Genial Paco, como siempre!!.
    Una esperanza bien fundada confiemos en nosotros y en una Europa más fuerte !!
    Feliz 2021.

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