UN FUTURO LLENO DE OPORTUNIDADES

El verano está a punto de acabarse y nos enfrentamos a un curso que arranca lleno de incógnitas que a su vez pueden ser prolegómenos de tantas oportunidades.

Estaba dudando sobre si reiniciar mi compromiso con este blog cuando algunos eventos externos me han animado a volver a la carga. He estado, como otros tantos años, en el 38 Encuentro que AMETIC organiza en Santander en los primeros días de Septiembre y, como viene siendo ya una norma, la avalancha de ideas allí compartidas, la felicidad del reencuentro con tantas personas interesantes me ha llenado la mochila de ganas de seguir insistiendo en aquellas cosas en las que creo y que estoy seguro influyen para bien en el futuro de mis conciudadanos.

Y hay tres grandes referentes a los que remitirse si queremos alumbrar los hechos que nos impactarán de forma relevante en las próximas semanas.

Empezamos por EUROPA, siempre EUROPA. En los días que vienen vamos a conocer la composición de la Comisión Europea que gobernará, en buena medida, lo que vayamos a hacer en nuestros próximos meses. Más de un 50% de lo que se legisla en España viene de regulaciones que, con carácter previo se han gestado en el Parlamento Europeo, ese gigante que elegimos cada cuatro años, pero al que ignoramos con demasiada frecuencia.

Por fortuna, después de las últimas elecciones, vamos a tener una Comisión donde las ideas de la anterior legislatura parecen van a verse continuadas. Por lo tanto, animados por el Informe Letta y a la espera del Informe Draghi, vamos a poder enfocar el rol del Viejo Continente en las serias disputas globales, aportando visiones diferentes de las de nuestros grandes competidores, USA y China, para influir, sin imitar, en la concepción del mundo de las siguientes décadas del siglo XXI.

Regulación de la Inteligencia Artificial, mutualización de la Deuda, continuación de las Fondos NGEU, apuesta por la nueva Agenda Europea de Innovación y particularmente por los proyectos Deep-Tech, son algunas de las actividades que deberán ser contempladas con mucha atención en los próximos tiempos. Avanzar en políticas de Vivienda, en definir nuevas reglas fiscales y sobre todo apostar por una Unión que se aproxime más a una unidad política con presupuestos más allá de ese irrelevante 1% del PIB, son los mensajes que espero vengan de esa nueva Comisión en la que tantas esperanzas están depositadas.

El segundo referente está dentro de nuestras propias fronteras. Puede parecer ingenuo, inclusive increíble, pero creo que tener unos meses, hasta mediados del 2026 sin elecciones, debe de permitir a las fuerzas políticas centrarse en discutir y acordar aquellas cosas en las que no hay motivo para no alcanzar acuerdos. Y esas cosas se encuentran en lo que son los pilares de nuestro ESTADO DEL BIENESTAR. Educación, Salud, Industria son temas en los que no hay disculpa para no buscar los elementos que hagan de España un país más apetecible. Tenemos los mimbres para armar un cesto que merezca el reconocimiento de nuestros ciudadanos. Disfrutamos de una economía que mejora su comportamiento cada vez que los indicadores nos dan señales de su ritmo y los que vivimos cerca de las empresas no dejamos de sorprendernos de la potencia exportadora de nuestros talentos que no paran de ofrecernos ejemplos de buen hacer. Las compañías españolas que denominamos de tamaño intermedio (ETI) ocupan sus posiciones internacionales cada vez con más pujanza, dejando atrás ese ya superado complejo de que no podemos competir con nuestros rivales más cercanos. Seguimos siendo pocos, pero no menos avanzados. La senda está clara y la futura Ley de Industria y Autonomía Estratégica nos debe servir como indicación de lo que tenemos que hacer.

El tercer referente, me lo he reservado para uno de los motores en todos los sectores antes declarados: LA INNOVACIÓN. En mi intervención en Santander, dentro del propuesto PACTO DE ESTADO por este tema, me expresé con rotundidad en los términos de reconocer que estamos avanzando, que hay cosas que mejoran, pero sobre todo que está creciendo el consenso en los temas que hay que cambiar para que el progreso sea más rápido y ambicioso. También dije, con igual contundencia que no cabe ningún atisbo de complacencia pues lo que nos queda para posicionarnos en ese décimo puesto en el European Innovation Scoreboard exige de mucha decisión y más dedicación.

Cuando afirmo que sabemos lo que hay que hacer me estoy refiriendo a un breve resumen de aquellas ideas sencillas que, de modo telegráfico, se citan a continuación:

a) Definir aquellos retos de nuestro continente a los que las políticas de I+D y la Innovación deben dar respuesta para los próximos años.

b) Formular políticas específicas de innovación.

c) Reformular la Gobernanza de las prácticas dispersas de la innovación a lo largo de los distintos Ministerios, Comunidades Autónomas, Ayuntamientos, etc.

d) Poner a la empresa en el centro de esas nuevas formulaciones.

e) Redefinir las prácticas de la fiscalidad de nuestros sistemas impositivos para animar la participación de los sectores empresariales aun reticentes a entrar en el desarrollo de nuevas ideas, productos, servicios.

f) Reformar la participación de las Universidades españolas en los ecosistemas de la I+D global.

g) Incentivar la participación de los fondos privados en la financiación de las actividades de I+D y de la Innovación.

h) Animar la participación de las entidades intermedias (Centros Tecnológicos, Clústeres, Parques, etc.) en los proyectos que respondan a las necesidades estratégicas de nuestro país.

Estoy convencido de que los actuales gestores públicos con responsabilidades en estos asuntos conocen y en buena medida comparten estas ideas fuerza. Dependerá de su decisión política para llevarlas adelante. No acometerlas con firme convencimiento será desaprovechar una oportunidad que lamentaremos en las próximas décadas. Yo mantengo muy alta la confianza en que esto no ocurrirá.

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