UN AÑO NUEVO, ALGUNOS ASUNTOS SIEMPRE PENDIENTES
Estamos, ojalá no me equivoque, ante un momento único para cambiar el insatisfactorio rumbo de nuestra I+D+I en España. Los nuevos presupuestos europeos y españoles, la aplicación de un nuevo Plan Estatal de Ciencia, Tecnología e Innovación, el anuncio de una revisión de la Ley de la Ciencia y los cambios incluidos en el Decreto Ley de Reforma de la AGE, publicado el 31 de diciembre, constituyen un entramado firme sobre el que edificar un nuevo sistema. La cifra, conocida ayer, que anuncia la presentación, por parte de las empresas, a la llamada del Ministerio de Industria de más de 750 propuestas, provenientes de distintos sectores, por importe superior a 30.000 millones de euros, es el fiel reflejo de un sector privado movilizado, capaz de coordinar proyectos ambiciosos que se ajustan a las especificaciones de los fondos europeos NEXT GENERATION EU.
A la espera de que esos mimbres armen el cesto que todos deseamos, hay muchas cosas, más pequeñas, muy accesibles, que cabría ir haciendo. Es el objetivo de esta publicación y de las que le seguirán en un futuro próximo, ir poniendo sobre la mesa esos asuntos inaplazables que podrían ir haciendo mejor el período de transición entre el presente y el futuro mejor.
Soy consciente de la dificultad de llamar la atención sobre algo pequeño en el momento en que las preocupaciones de la ciudadanía estarán centradas en saber cómo vivir el próximo confinamiento, cuántas tiendas seguirán cerrando, cómo pagar la siguiente factura o como abonar la nómina que viene. A pesar de ello, me adentro en una de mis obsesiones desde que tuve que sufrir, en mi condición de gestor público, la inflexible regulación que afecta a un grupo serio de empresas innovadoras españolas: la DEFINICIÓN DE EMPRESAS EN CRISIS.
Me ha animado a elegir este asunto, la lectura de los documentos que ASEBIO y ACRI han lanzado en fechas recientes para mejorar el tratamiento de las PYMES españolas. En ambos se proponen un conjunto de cambios en el marco legal que, dentro del Reglamento General de Exención por categorías que se estableció en el 2014, afectan de forma lesiva a un grupo de sus principales destinatarios. Se define como empresas en crisis “aquellas de más de 3 años de antigüedad en las que haya desaparecido más de la mitad de su capital social suscrito, como consecuencia de pérdidas acumuladas”.
En la interpretación de esa regla, que fue matizada en fecha posterior para entender mejor el alcance del legislador, España y sus organismos involucrados, han elegido la lectura más restrictiva. Y lo que es peor, se ha mantenido a pesar de que en fecha reciente – año 2020- la propia Comisión ha declarado que el criterio relativo a la desaparición del capital como único elemento de aplicación es excesivamente conservador. No se entiende las razones de mantener una regla que deja fuera de la concesión de ayudas al núcleo más activo de las PYMES innovadoras españolas.
Fui conocedor en mi etapa al frente del CDTI de casos afectados por esta regla que cuando conocías la trayectoria investigadora, innovadora, de las mismas, que habían aplicado soluciones imaginativas para seguir operando con toda normalidad, no podías por menos de lamentarlo. Los empleados públicos no tienen alternativa mejor que seguir con el respeto a la norma, aun sabiendo que su aplicación podía dañar de forma grave proyectos empresariales con gran calado.
Es por lo que urge cambiar esa definición e incorporar algunas de las sugerencias de ambas entidades proponentes, en concreto las que diferenciarían su aplicación a aquellas empresas con alta intensidad en I+D+I y largos plazos de maduración. La introducción gradual de mejoras de este calibre, no van a cambiar radicalmente la posición de España en los indicadores donde año tras año descendemos, pero serán una muy buena señal para ese grupo de esforzados empresarios que siguen empeñados en hacer innovaciones disruptivas para las que se necesita tiempo y apoyos firmes del sector público, hoy inhabilitado para hacerlo por regulaciones que se han quedado fuera de las necesidades de los cambios tecnológicos.
Seguiremos en próximas entregas con más propuestas.