TENEMOS UNA ADENDA, NOS FALTA UN GUION

El pasado 20 de Diciembre del 2022 se publicó un relevante documento con el título siguiente: Proyecto de Adenda al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Reino de España. IMPULSO A LA INDUSTRIALIZACIÓN ESTRATÉGICA. He remarcado en negrita esta parte del título al considerarlo muy importante y revelador de lo que hay dentro de la propuesta.

Invito a todos aquellos que quieran conocer en detalle los planes de futuro que en ese documento se prevén para España a dedicarle tiempo en la seguridad de que obtendrán beneficios de su lectura. Para los que no quieran o puedan hacerlo, voy a resumir, mucho y con cierto riesgo de fallar en el intento, las principales líneas que se describen en sus más de cien páginas.

La primera y destacada novedad es que España, a través de este documento que va dirigido a la Comisión Europea, diseña y planifica como quiere que sea el destino de los fondos NGEU que quedaban por especificar. Hasta el presente, se habían dibujado los caminos para emplear los más de 77.000 millones de euros de transferencias contemplados en el paquete original para nuestro país, el segundo tras Italia en recibir ese torrente de ayudas públicas. Ahora con este nuevo plan se persigue movilizar 7.700 millones de euros adicionales para transferencias, 84.000 millones de euros para préstamos y 2.600 millones que vienen del programa REPower EU.

Este importantísimo volumen de fondos no contempla todos los recursos que van a venir provenientes de Europa en los próximos años. Es importante destacar que a esos 160.000 millones de los recursos NGEU y REACT-EU se han de sumar otra relevante cantidad de 36.700 millones de euros en los Fondos Social Europeo Plus (FSE+), orientados a inversiones en educación y Formación Profesional y el Fondo de Desarrollo Regional (FEDER) orientados a inversión en Infraestructuras.

Este voluminoso resumen de cifras seguro que produce un poco de vértigo cuando se piensa en qué y en cómo invertirlo, para aprovechar esta oportunidad única de transformar España en otro país tras este tsunami que se nos viene encima, fruto del osado cambio que Europa ha tomado para no perder el tren de la competición entre los grandes bloques mundiales en el presente siglo XXI.

Para tratar de responder a esa pregunta, el documento alerta de que se han identificado 59 medidas de inversión y reforma que persiguen reforzar la seguridad y la autonomía estratégica en algunos ámbitos específicos. Entre ellos destacan el energético, agroalimentario, industrial tecnológico y digital. Y en todos ellos se persigue profundizar en los doce PERTES ya aprobados- entre el que se acaba de aprobar para la descarbonización industrial. En el otro frente se anuncia la creación de 12 nuevos fondos que buscan sostener el impulso en los ámbitos contra cíclicos y de apoyo a la estabilidad macroeconómica, financiera y fiscal.

Como consecuencia del Plan se prevé que fruto de su impacto el PIB español crecerá un 3% de media hasta el 2031. Hasta ahora todo suena a música celestial. Nada puede ser mejor para una colectividad que tener un plan ambicioso, bien financiado y con objetivos claros y medibles. Por lo tanto, como un sueño, esta adenda nos anima a seguir empujando para rentabilizar al máximo esta benéfica lluvia para nuestro sistema productivo.

Convocatorias de subvenciones y licitaciones resueltas

Empiezan, como no puede ser de otra manera, las preguntas sobre la forma en la que asegurar la máxima rentabilidad a este proceso. Y empezamos por donde estábamos antes de la adenda. ¿Cómo se van a gestionar los proyectos PERTES en los que se invita de forma expresa al sector público a participar con una ratio de cinco a uno de los euros a invertir?, poco se avanza en ese aspecto. En el documento se afirma que sus propuestas son el fruto de un intenso proceso participativo a través de reuniones con agentes sociales, económicos y Comunidades Autónomas y Ayuntamientos. Bienvenidos esos procesos, pero, a ciencia cierta que no son suficientes a la hora de gestionar los proyectos, llevarlos a buen puerto y sobre todo asegurar su correcta justificación a nuestros financiadores.

Una vez más se echan de menos esas prácticas de cooperación público-privada para asegurar el éxito de los proyectos e incluir en los mismos dos de las grandes exigencias de este proceso transformador. Estamos hablando de la inclusión en España de firmes desarrollos basados en la Investigación y la Tecnología, pero conducidos a la Innovación y del crecimiento, consecuencia de lo anterior, de las cifras de nuestra productividad, posiblemente el indicador más olvidado de los últimos tiempos. En ambos frentes, en España no podemos sacar pecho. Nuestras cifras recientes reclaman de acciones urgentes y la oportunidad que nos dan todos estos millones es única, casi seguro que irrepetible, en las próximas décadas.

En resumen, leamos la adenda y convirtámosla en el guion de nuestras próximas propuestas para que los que nos tienen que gobernar – los mismos que la han escrito – incorporen en su ejecución los remedios a los temas ausentes. Si lo hacen, seguro que avanzaremos a un ritmo positivo y sorprendente, tal y como necesitamos para situarnos en las posiciones de cabeza en esta tan dura competición global.

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