¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN ESPAÑA?

La semana pasada tuvo lugar en Barcelona la Asamblea Anual y el Congreso de la Asociación SPAINCAP, que reunió a los principales actores del capital privado y del venture capital en España. Fueron un par de actos llenos de ilusión que, bajo la batuta experta de José Zudaire, nos llenaron de las mejores vibraciones y en las que se pudieron oír cosas muy relevantes. Por ejemplo, que el año pasado con más de 270 miembros de la asociación se edificó un ejercicio récord en capital invertido y en operaciones en ambos campos de su actividad con rentabilidades de dos dígitos, que el número de empleos que movilizan sus inversiones se acerca el medio millón y que las cifras de las más de 3000 empresas invertidas representan el 4,3% del empleo generado en España. Los que nos movemos en estas actividades pudimos disfrutar de un discurso muy centrado del Presidente Oriol Piña que tituló al Congreso “Capital para un futuro sostenible”. Verdad que suena bien que ese mensaje presida la reunión de los que tienen como misión invertir en empresas para hacer realidad ese nuevo paradigma de las sociedades más comprometidas con todos sus participes más allá del ámbito limitado de sus accionistas.

Volviendo de Barcelona, en ese tan adecuado medio de transporte que representa el AVE, me detuve a pensar en una de las noticias que nos dieron en la Asamblea: Barcelona ha sido elegida para recibir este otoño del 2023 la Copa América de navegación en alta velocidad, la “Olimpiada del mar” según la calificó el presentador. Esa buena nueva, que representa la vuelta de la Ciudad Condal a la alta competición, es otro indicador más de las capacidades que atesoramos cuando nos ponemos a hacer las cosas que debemos.

Y siguiendo con esa línea de pensamiento, volví al terreno de los datos de SPAINCAP, el que nos dice que ya disponemos en España de varias ciudades de creación de empresas emprendedoras; Madrid y Barcelona, naturalmente, pero también Málaga, Valencia, Bilbao, que aportan un número creciente de sociedades que valen más de mil millones, esas que llamamos unicornios y que hace pocos años, mirábamos como objetivos bien lejanos.

En el periódico del viaje, aparecieron una serie de caras de líderes empresariales españoles, ocupando posiciones de máximos responsables de sociedades globales de primer rango (Johnson&Johnson, Merck, IAG, Hewlett Packard, Decathlon, entre otras muchas) que ahora cuentan para dirigir el futuro de las economías mundiales. Líderes españoles en los mercados mundiales, un nuevo ejemplo de la apertura de nuestra sociedad hacia afuera.

Y revisando mi agenda para las próximas semanas, en un día de Mayo tendré la posibilidad de celebrar que por primera vez en la historia de nuestras empresas un cohete español, de la empresa PLD Space, diseñado por jóvenes ingenieros salidos de nuestras universidades, va a arrancar su proyecto de convertirse en líderes en el mundo de lanzadores para el emergente New Space que va a llenar el firmamento de elementos de gran ayuda para la mejora de la calidad de vida en la Tierra.

No soy tan ingenuo como para no ser consciente de que, de la misma forma que esos pensamientos positivos se enraciman, es también fácil construir otra serie de elementos que lastran nuestra autoestima. Un desempleo aún inaceptable, una fiscalidad en términos sociales que no se equipara con la de los otros países del primer mundo, los retos de los campos vaciados y un largo etcétera podrían, sin duda, rellenar el saco de las malas y permanentes referencias nacionales.

Pero me voy a quedar con aquello de la botella medio llena. Prefiero vivir con esa sensación de que estamos progresando, de que nos queda mucho por recorrer pero que los años transcurridos desde la Transición han sido buenos para nuestra historia y que particularmente, en los tan queridos campos de la Innovación, la empresa y la sociedad, tenemos, ciertamente, uno de los ejes en los que hay mucho por hacer. Afortunadamente, y apoyándonos en algunos de los elementos que he citado anteriormente: talento, imaginación creativa, empresas y por qué no también inversores como los de SPAINCAP, que quieren construir un mundo sostenible, ese empeño no va a ser un sueño, debe ser una realidad al alcance de nuestras manos.

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