OTRA VEZ, LOS PRIMEROS DE LA CLASE

Esta semana había decidido no escribir nada y sumarme a la molicie generalizada de este puente tan maldito para el mundo empresarial ajeno al turismo y al ocio en general. Pero una noticia protagonista de las últimas horas me ha llevado de nuevo al teclado y aquí estoy, con una de esas obsesiones que me acompañan los últimos doce meses: la ejecución de los Fondos de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

La noticia es la aprobación por la Comisión Europea de la petición española para liberar 10.000 millones de euros – segunda entrega de los 77.000 millones de euros asignados a España en los NGEU – tras haberse evaluado el buen cumplimiento del primer paquete de actuaciones programadas en el ya famoso ESPAÑA PUEDE.

Y otra vez más, España la primera de la clase, con mención expresa de la Presidenta Von der Layen. Esa referencia y su magnitud mediática no es irrelevante; seguro que pretende evidenciar la apuesta europea por un buen uso de su medida estrella para convertir a Europa en otra cosa tras la salida de la pandemia que no acaba de terminar.

Qué gran noticia, tenemos fondos para hacer cosas y como consecuencia de la buena nueva, la pregunta clave: ¿qué cosas hacer con esos recursos financieros? Parece que la aprobación se debe al cumplimiento, por parte del Gobierno de buena parte de los compromisos en materia de reformas, donde, bienvenidas sean, se pretende modificar en parte algunos de los anclados y ya desvencijados recovecos de nuestras administraciones públicas. Enhorabuena, una vez más al Gobierno que parece haber cumplido, y que, en estas fechas, con dos Consejos de Ministros a la semana, parece estar en racha legislativa.

Tras la buena nota proveniente de Bruselas, la pregunta ya formulada hace unas semanas se hace más patente: ¿qué pasan con los proyectos de Inversión donde la participación privada es imperiosa? Y la interrogante no tiene, en verdad, otra intención que poner sobre la mesa el positivo efecto transformador que ofrece la elección de los buenos PROYECTOS que pueden convertir a nuestro país en un actor líder en el proceso de digitalización de una sociedad sostenible que corrija las desigualdades de género y territoriales.

De eso se trata, de elegir las mejores propuestas entre las múltiples que hoy existen, apostando por aquellas que sean más transformadoras, con visión más de país que de empresa, con ambición de resolver problemas sistémicos y que busquen la inclusión de amplias capas de la sociedad. Y los proyectos existen. Lo primero es tener capacidad para convocarlos, lo segundo para elegirlos, lo tercero ejecutarlos en tiempo y forma – cumpliendo con los exigentes plazos que nos hemos marcado – y lo cuarto justificarlos ante los jueces europeos que al final han de dar su visto bueno para que nos sigan llegando los fondos.

Es en estos aspectos de los PROYECTOS donde no se está viviendo, desde el mundo empresarial las sensaciones positivas que alimentaron las iniciales Manifestaciones de Interés. Por el contrario, empieza a generalizarse el temor a que no se haga bien este proceso y al final, apremiados por los plazos, se recurra a las soluciones de siempre, adjudicaciones no bien justificadas animadas con el único objetivo de cumplir con los plazos programados.

Para que eso no ocurra, es imperioso acometer en lo que queda de año y en las primeras semanas de Enero, las decisiones amplias que, por otra parte, son bien conocidas. A modo telegráfico, las siguientes:

  • Reforzar los equipos humanos de las entidades públicas encargadas de las convocatorias, selección, seguimiento y evaluación de los procesos competitivos que deben dar cobertura a los proyectos.
  • Utilizando las decisiones del Real Decreto Ley de Diciembre 2020, acometer las simplificaciones burocráticas que permitan la digestión en los tiempos disponibles de tan ingente cantidad de procedimientos formales.
  • Con la misma herramienta general las Agencias o los mecanismos de nuevo cuño en los que la colaboración público-privada, imprescindible para esta fase, encuentre su sentido de gestión eficaz.
  • Buscar la colaboración de los instrumentos existentes en la sociedad española para concitar el conocimiento en las labores de ayuda a la mejor gestión de todos estos nuevos procesos de gestión. Consultoría y experiencia no faltan, hace falta darles cabida en el entramado de apoyo para que todo fluya.

¿Hay alguien que confíe en estas medidas y se ponga manos a la obra, de forma decidida desde ya mismo? Yo creo que SÍ y por ello, a la vez que seguir empujando las REFORMAS, es ya hora de acometer los PROYECTOS, patas ambas bien acertadas del programa ESPAÑA PUEDE.

Comentarios

  • Pedro Mier

    9 de diciembre de 2021

    Buena reflexión Paco! Muy de acuerdo

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