LOS CENTROS TECNOLÓGICOS: UN VALOR EN ESPAÑA
La semana pasada se desarrolló en Madrid el encuentro MEETECH que reunió a la plana mayor de los Centros Tecnológicos alrededor de una muestra donde exponerse y de una sala de conferencias donde hablar y compartir las principales ideas de la Innovación y la I+D en España y en Europa. La organización corrió a cargo de FEDIT, la asociación que reúne a los Centros en España y los representa en la Asociación Europea de Organizaciones de Investigación y Tecnología (EARTO). Esta ya señera entidad, ahora bajo la Presidencia de Laura Olcina y con la experta batuta de su Director Áureo Díaz-Carrasco, ha conseguido un éxito en toda regla con la celebración del evento. En una entrevista que me hicieron tras mi participación en la ponencia “Propuestas y estrategias de I+D+I para un país más competitivo” agradecí a FEDIT su organización y los anime a que repitan en el futuro. En verdad, un buen acierto que, bajo el patrocinio del Ministerio de Ciencia e Innovación, del CDTI, AYMING y ENAGAS, ha reunido a los líderes de la mayoría de los Centros tecnológicos y a una buena muestra de los actores que tienen algo que ver con la tan deseada cooperación entre Ciencia e Innovación.


FEDIT tiene como objetivo incentivar la participación privada en el ecosistema de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación y desde su creación en el año 1996, se ha convertido en un elemento siempre presente en todos los debates, propuestas y apoyos que, desde la sociedad civil, trata de influir para su mejor desarrollo. Algunos datos evidencian la relevancia de estos raros miembros del Sistema Español de I+D+I: agrupan 43 Centros tecnológicos, distribuidos por buena parte del territorio nacional, donde trabajan 9000 personas trabajando para 27000 empresas, movilizando más de 5000 proyectos de I+D+I, con ingresos superiores a 660 millones de euros y la importante característica de ser el primer actor español en retornos del Programa Europeo Horizont Europe en los últimos años.

En los últimos años y como consecuencia de ese proyecto tan querido por mi parte -la Red Cervera que se concibió en los años 2017-2018 – un número importante de proyectos de empresa en colaboración con los Centros han venido a rellenar un hueco relevante en el panorama de la cooperación entre la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Su concepción como el lugar en que las empresas pueden y deben buscar los conocimientos que a la hora de encarar un proyecto pueden no estar en su poder, es una herramienta avanzada de las modernas ideas de la Innovación Abierta y del modelo cooperativo que se impone en nuestras latitudes. Sobre todo en España, donde el tejido mayoritario de PYMES es especialmente adecuado para no reinventar la rueda, maximizar los conocimientos existentes, acelerar en el crecimiento empresarial para alcanzar las cotas de presencia innovadora que tenemos tan alejadas.
Los Centros Tecnológicos, si no existieran, habría que inventarlos tal y como tuvo que hacer UK cuando se planteó el acertado modelo CATAPULT. En España aprovechando que los tenemos, lo que hay que hacer es potenciar sus labores resolviendo sus principales problemas y exigiéndoles que se ajusten a esa tarea de apoyo para las empresas e industrias que están en su razón de ser. Para ello, cuando se piense en la inevitable reinvención de las Políticas de Innovación en España, los Centros deben tener su papel y jugar el rol que tienen de forma tan evidente. Al mismo tiempo ya es hora de que se encare, de forma muy seria su principal problema ligado a la financiación. Han nacido, la mayoría bajo la tutela de los Gobiernos de las Comunidades Autónomas que aportan, de formas muy diversas, la parte de su presupuesto que debería soportar su funcionamiento regular. El resto de sus fondos provenientes de los proyectos españoles o europeos, en términos competitivos, sufragan el esfuerzo de desarrollo implícito a sus labores investigadoras.
Esa dependencia regional, juega, a veces, como un freno para su expansión en los territorios abiertos en los que hay que actuar en un mundo tan globalizado. Contradicción que, unida a la limitación de esos fondos que deberían estar en el deseado tercio de las necesidades anuales, es tal vez el gran reto / problema con el que se encuentran nuestra buena muestra de Centros Tecnológicos en España. En la inevitable revisión de la ESTRATEGIA ESPAÑOLA DE CIENCIA TECNOLOGÍA e INNOVACIÓN y su Plan Estatal para el período 2024-2027 habría una gran oportunidad para resolver este freno y beneficiarnos de la existencia de ese invento que en esta última etapa está demostrando con rotundidad sus capacidades. Vamos a por ello.