LAS PYMES ESPAÑOLAS Y LA I+D+I (II)
No inventar la rueda, no tener miedo a crecer.
En la anterior entrega de esta serie, terminé apuntando los tres aspectos en los que sería preciso actuar para que las PYMES superasen algunos de sus problemas más básicos en su relación con la I+D+I: reducir la mora en el pago de sus facturas por parte de las administraciones públicas y de los grandes clientes, eliminar las garantías imposibles exigidas en los procesos de financiación pública y aumentar al tamaño de las ayudas no reembolsables específicamente creadas para ellas.
Esos aspectos ponían el foco en el ámbito de la financiación, de la disponibilidad de fondos que se pudiesen destinar a la inversión en los proyectos innovadores. Hay otros aspectos que son tan importantes como los anteriores y que tienen que ver con el conocimiento a disposición de las empresas que quieran recorrer el camino de la creación de nuevos valores. Y en esos terrenos me voy a introducir en esta ocasión.
No hay duda alguna que la principal ventaja que tienen las PYMES para caminar por la I+D+I radica en su agilidad, acompañada de una flexibilidad en las normas y procedimientos que deben incluir cualquier proceso creativo que se precie. Los obstáculos más evidentes se encuentran en las limitaciones de fondos – para los que ya hemos aportado algunas ideas – y las restricciones en poder disponer de todos los múltiples saberes que son precisos para llevar una idea al mercado, sobre todo en tiempos tan convulsos como los que nos está tocando vivir.
La PYME puede disponer de la idea, el conocimiento disruptivo que le dará, si lo maneja bien, la posición destacada a la hora de construir el producto o el servicio innovador. Eso es lo que suele ocurrir, pero en el camino a llevar esa idea al mercado son precisos otros muchos saberes que, debido a su tamaño, no están a disposición de los creadores. Y me refiero tanto a otros componentes tecnológicos como a los elementos imprescindibles relacionados con el marketing, la logística, los acuerdos con terceros, la protección de la propiedad industrial, etc.
Para resolver estas carencias es necesario recurrir a la existencia de un entramado de agentes que colaboren con las PYMES en hacer menos problemáticas esos fallos internos. Y existen, no es preciso inventarlos, algunos elementos que se constituyeron a tal fin. Me refiero a las Organismos Públicos de Investigación (OPIs), a las PLATAFORMAS TECNÓLOGICAS, los CENTROS TECNOLÓGICOS, los Consultores especializados y el VENTURE CAPITAL orientado a las operaciones de riesgo. Cuando en un territorio se da la existencia de estos actores, en número y situación adecuados, la práctica demuestra que el crecimiento de las PYMES se hace mucho más rápido y se alcanzan éxitos destacables.
Los OPIS, CENTROS y PLATAFORMAS se deben entender como los entornos en los que encontrar socios para los desarrollos, colaboradores que rellenen los naturales huecos en la cadena del conocimiento. Y es en esos ámbitos donde se deben dar las relaciones de cooperación que permitan acelerar los plazos, no inventar las ruedas ya disponibles, en fin, hacer más cooperativo el tan denostado proceso de transferencia. A este asunto, por su relevancia, merecerá la pena dedicar un artículo específico una vez que la OCDE termine el estudio que está en trámites en estos momentos y en el cual hay ideas bastante transformadoras.
Los Consultores especializados, sitos en cercanía con las PYMES que necesitan de sus saberes, se han demostrado como de gran utilidad para la aceleración en el crecimiento. Me refiero a aquellos elementos que ayudan a resolver -de forma puntual, cuando es preciso- las interrogantes que las empresas en crecimiento tienen: cómo proteger sus invenciones a través de esa intrincada jungla de la Propiedad Intelectual e Industrial, cómo obtener las mejores ventajas de la fiscalidad y sus apoyos específicos para la I+D+I, cómo gestionar los recursos de gestión administrativa y laboral en sus aspectos más complicados.
El mundo del VENTURE CAPITAL (VC), hoy en día afortunadamente más presente en España, sirve para hacer llegar al empresario innovador los recursos en términos de capital que aceleran su crecimiento. Pero también, consecuencia de la misma trayectoria innovadora del VC, no se limita su participación a los ámbitos del accionariado, sino que también aporta su experiencia y conocimiento en hacer más productivos los procesos de creación de valor, convirtiendo su aportación en eso que se ha venido en llamar “Smart Money”.
Concluyendo, las PYMES han de evitar la tentación de hacerlo todo, de hacerlo solas y de tenerle miedo al crecimiento. Para vencer las tres tentaciones erróneas han de apoyarse en aquellos elementos que forman parte del ecosistema innovador de un territorio y que le han de servir para crecer, verdadera obsesión de una empresa innovadora. Las políticas públicas que van a venir en el futuro inmediato medirán, a ciencia cierta, el comportamiento de las PYMES bajo este indicador, a la hora de decidir si se continua con el apoyo a sus actividades.
Las PYMES y la I+D+I es un tema tan amplio que exigirá de más posicionamientos en futuras entregas. Las materias están en el día a día sobre la mesa. Seguiremos con el menú en próximos artículos.