LA SEMANA PASADA HE ESTADO EN TRANSFIERE MÁLAGA

La Feria TRANSFIERE ha celebrado su X reunión en la ciudad de Málaga los pasados días 14 y 15 de Abril, en una versión presencial, habiendo concitado una amplia representación del ecosistema de I+D+I de nuestro país. Por razones obvias, consecuencia de la pandemia aún vigente, en esta ocasión no ha habido representación internacional continuación de la que en anteriores citas nos trajo delegaciones de países vecinos. La agenda ha sido muy amplia, poniendo el foco en los fondos de Recuperación, Resiliencia y Transformación, pero yendo hasta asuntos de más largo plazo como los que desde el Foro de Empresas Innovadoras e IND+I planteamos acerca de la SOBERANÍA TECNOLÓGICA.

El foco de TRANSFIERE está puesto en la colaboración entre el sector investigador público y las empresas que dedican esfuerzos en el común reto de la I+D+I. Y vaya si tiene tarea por delante pues, como ya expresé en anteriores ocasiones la brecha existente en España entre su posición investigadora y la innovadora es tan grande que requiere de acciones urgentes tendentes a que se cierre en el plazo más corto posible. Todo lo que la feria malagueña haga para mejorar esta situación ha de ser bien aplaudido.

Y un primer aplauso merece su última organización, con todas las medidas sanitarias en orden, con un servicio de reuniones muy cuidado en los aspectos de aforos, recomendaciones para evitar cercanías no recomendadas, con el punto curioso del producto presentado por la empresa PREMO que permite alertar de la presencia de alguien alrededor tuyo más allá de las distancias recomendadas por las autoridades sanitarias.

Tras diez años captando la atención de los protagonistas, creciendo en interés y superando las graves condiciones de entorno a las que se ha visto sometida, TRANSFIERE ha alcanzado la mayoría de edad, y por eso exigirá de algunos cambios para futuras ocasiones que seguro que su equipo gestor ya se los está planteando. Yo me atrevo a sumarme a los que hacemos propuestas ambiciosas que persiguen su mejor éxito y consolidación definitiva. Ahí van algunas.

La primera consiste en ampliar la participación del sector empresarial, más allá del estrictamente tecnológico, llevando a los potenciales usuarios de soluciones avanzadas al conocimiento de las ofertas que los productos y servicios resultantes de la colaboración se han concretado en éxitos de mercado. Para ello, creo que invitar cada año a un sector demandante de soluciones a participar en la feria – a través de sus organismos representativos – podría ser un aliciente nuevo para expandir su influencia en la vertiente más innovadora de TRANSFIERE: acercar las soluciones a la ciudadanía.

La segunda transformación que sugiere el actual estado de madurez de la feria es saltar de su entorno actual para ocupar la plaza que ha conseguido por méritos propios. Me refiero a ocupar el puesto destacado de feria española de la cooperación entre ciencia y empresa. Y ello, sin renunciar para nada a su nacimiento y protagonismo, exigirá de la apertura a terceros gestores que, aceptando el reto, se sumen al indiscutible liderazgo de la ciudad malagueña para recoger todo lo que de bueno se ha de producir en España para mejorar en estos ámbitos.

La tercera propuesta, más continuista, consiste en recuperar, en cuanto que lo permita la crisis sanitaria, la visión internacional de la feria. Y ello, poniendo el acento en el fortalecimiento de esa propuesta de la Europa del Sur que tanta falta hace cuando cada vez más las distintas versiones de las políticas de innovación han de materializarse, teniendo muy en cuenta lo específico de los distintos territorios.

Existen los mimbres para armar un cesto más grande, más abierto, con capacidad de llegar a nuevos actores, sectores empresariales, territorios y gentes que en esta década del siglo XXI van a estar llamados a transformarse muy profundamente. Que lo hagan en la senda del emprendimiento, la colaboración y el progreso depende mucho de cómo vayan a ser nuestras sociedades del futuro.