LA NUEVA AGENDA EUROPEA DE INNOVACIÓN (II)

La semana pasada dediqué este espacio a introducir la nueva propuesta de la UE para el apasionante tema de la Innovación. Para aquellos que no lo hubiesen leído, les recuerdo que pueden encontrarlo en el blog: www.pacomarinperez.com

En esta semana pretendo destacar, a modo de resumen sin poder entrar en mucho detalle, aquellas propuestas concretas que se incluyen el documento que, otra vez más, recomiendo leer con cuidado aquellos que quieran extraer las mejores ventajas de esta novedosa propuesta.

Empezando por el apartado que hace referencia al acceso a la financiación de las emergentes en tecnologías profundas, es bueno indicar que Europa se ha convertido en los últimos 8 años en la zona con más rápido crecimiento de inversión proveniente del capital privado para estos campos. Esto seguro que puede deberse a que venimos de una posición muy baja, a pesar de que nuestras empresas europeas, en los últimos años, sí que han atraído el 33% del capital invertido mundial frente al 35% de las empresas USA. Para corregir esa posición se propone que el Fondo del Consejo Europeo de Innovación, a través de los 10.000 millones de euros, que se van a asignar a estas tareas, movilice entre 30.000 y 50.000 millones provenientes del sector privado. Y ahí está el reto, en cómo hacer atractivo a estos capitales para que pongan el foco en estos ámbitos concretos. Se trata de conseguir que parte de los cerca de 13 billones de euros de activos gestionados, en buena parte situados en los fondos de pensiones y compañías de seguros, encuentren, como ya lo hacen en otras regiones del mundo, el suficiente atractivo para situar sus capitales en el empuje de las nuevas tecnologías profundas europeas. En la actualidad estos fondos sólo han representado el 12,7% del total de fondos de capital riesgo europeos. Hay, por lo tanto, una vez identificado, un amplio camino para ensanchar la financiación.

Otro ámbito en el que se quiere actuar es el que se ocupa de reducir el sesgo en favor del endeudamiento (DEBRA) en el impuesto sobre la renta de las sociedades. Se trata de animar a las empresas no financieras a optar con beneficios fiscales a la constitución de nuevo capital propio, a la vez que se ayuda a las Pymes mediante diferenciación en sus tipos de interés. Son aspectos muy técnicos que, de tomarse en firme, podrían cambiar en lo más profundo las dificultades financieras de las empresas en los campos de las tecnologías profundas.

En el apartado de las condiciones marco que faciliten la innovación, podemos encontrar en el documento un conjunto de propuestas muy interesantes. No cabe duda de que las normas y directrices existentes en el conjunto de todos los países de la UE han funcionado como barreras para su crecimiento y por lo tanto las medidas que se tomen, por ejemplo,  en el Marco Europeo de Interoperabilidad podrían ser de gran ayuda para la mejora en estos terrenos. Una primera iniciativa debería venir de la firme decisión de invertir desde el sector público, de forma decidida, en la adquisición de productos y servicios provenientes de estas materias emergentes. El 81 % de los países de la OCDE han actuado de forma a crear estrategias nacionales que animen la compra pública de innovación y sin embargo en la UE sólo 9 de sus miembros han formulado estas políticas activas.

Una necesidad imperiosa para la consolidación de las nuevas propuestas está en la creación de espacios controlados de pruebas que permitan la experimentación de lo nuevo y para ello la Comisión creará un banco de pruebas para la exploración del hidrógeno renovable en el presente año, que se sumará a los 22 ya existentes, entre otros, para los ámbitos de la nanotecnologías y los materiales avanzados. Este empuje se vera complementado con la creación de un servicio de asesoramiento especializado en contratación de innovación que, al servicio de las distintas administraciones debe permitir el avance en las existentes Directivas de Contratación Pública, posiblemente sobrepasadas por el impresionante cambio tras las últimas crisis y nacimiento de nuevas tecnologías.

El tercer bloque en el que la nueva Agenda pretende impactar tiene que ver con el objetivo de reducir las brechas interregionales que existen en la actualidad en el marco de la UE. Y para ello se apoyará en una revisión de las Estrategias de Especialización Inteligente que tiene previsto un presupuesto de 56.000 millones de euros para el periodo 2021-2027. Son múltiples los orígenes de los puntos en los que se pretende actuar; a modo de índice, es conveniente explorar las iniciativas  de la Plataforma Europea de Colaboración de Clústeres (PECC), la Red Europea para las Empresas Emergentes (EEN) o la nueva iniciativa del Common Mapping of Innovation Upporting Actors que verá la luz en este 2023.

Siguen siendo pieza clave en este campo el protagonismo de los Proyectos Importantes de Interés Común Europeos (PIICE) que se deben convertir en ejemplos de como regular las actuaciones en ámbitos europeos. Los dos casos existentes, orientados a la cadena de valor de las baterías con apoyos públicos de 6000 millones de euros han movilizado otros 14.000 millones provenientes del sector privado. A ellos, esos proyectos singulares, la Administración española debiera dedicar mucha más atención y recursos si queremos tener el papel que nos corresponde. En los proyectos del Horizon Europe, ya estamos en la segunda posición lo que evidencia el claro posicionamiento de nuestras empresas.

Otra propuesta que destaca en este apartado es la relativa a la creación de valles regionales conectados por la innovación en las tecnologías profundas. Se propone el arranque de cuatro proyectos interregionales de innovación que estén muy relacionados con las prioridades claves de la UE. Son mecanismos que persiguen dedicar más de 10.000 millones provenientes de las Estrategias Regionales a la implantación de mecanismos de innovación en estas zonas menos desarrolladas. Otra acción que llama la atención en este bloque es la creación del ScaleUp 100 del Consejo Europeo de Innovación, que buscará a cien empresas emergentes en estos campos para crecer a la categoría de líderes mundiales comparables con los unicornios que encabezan las actividades desde otros continentes.

Por último, los dos bloques restante, dedicados al Talento y la formulación de Políticas son mucho más acotados en sus propuestas. En el primero destaca la asignación a las Universidades el papel de motores para la innovación regional. Esta idea, de llevarse a sus últimas consecuencias podría ser un serio revulsivo para el cambio del rol de la universidad en nuestros lares. En el último, el de la formulación me ha llamado positivamente la atención el objetivo de redefinir las categorías de empresas emergente y de las emergentes en expansión. Todo lo que venga a hacer más específicas las políticas será de gran eficacia una vez que ya podemos afirmar que las actuales no están cubriendo bien las necesidades específicas de segmentos diferentes.

Esta larga pero muy elegida lista de propuestas incluidas en la Nueva Agenda, merecerán un estudio detallado por parte de los expertos. Mi objetivo, a la hora de aportar este resumen es simplemente compartir con todos la evidencia de que en Europa el tema de la Innovación se está tomando muy en serio y que en España no debemos desaprovechar esta ventana de oportunidad para revisar, al amparo de esta ola reformista, nuestro insatisfactoria propuesta de políticas para la innovación.

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