INFLACIÓN E INNOVACIÓN

¿Qué hay que hacer con la inflación galopante?: PARARLA. Y además existen medios para hacerlo. En caso contrario todos, los que mandan, los que marcan los precios y los que los vigilan, teniendo herramientas en sus manos, habrán sido responsables del enorme sufrimiento que esta situación está ocasionando a amplias capas de la ciudadanía.

Hace ya varios meses que junto con el profesore Molero publiqué, en un periódico diario de Madrid, un artículo que titulamos: LA INFLACIÓN ENEMIGA DE LA INNOVACIÓN. En ese momento las cosas no estaban tan críticas como ahora en que han pasado cinco meses y no se han tomado las medidas correctoras oportunas. Acababa el artículo diciendo:

Entre esa heterogeneidad de instrumentos, hay uno que nos parece de primordial importancia: el llegar a acuerdos sólidos para un reparto de rentas que evite la carrera desbocada entre subidas de precios y alzas salariales para defender su capacidad adquisitiva”.

El pasado domingo, en El País dominical, Antón Costas publicaba un artículo con el mensaje “ALIVIAR EL DOLOR DE LA INFLACIÓN” en el que se daban una serie de recomendaciones para luchar contra la inflación que solo una autoridad económica como la suya es capaz de resumir con tanta pujanza:

      • Aplicar una política monetaria pragmática, con credibilidad para anclar las expectativas de inflación a medio plazo alrededor del objetivo del 2% del BCE.
      • Implantar un nuevo modelo de formación de precios eléctricos.
      • Una política de inversiones para aumentar la oferta y lograr autonomía estratégica.
      • Aliviar los precios de los alimentos y la electricidad con medidas selectivas en favor de los más frágiles.
      • Acuerdo de rentas amplio complementado con la provisión pública de bienes y servicios que aumenten tanto el salario no monetario como la productividad de las pymes (enseñanza preescolar gratuita, rebajas del precio del transporte público y otros servicios básicos como libros escolares, formación dual efectiva, universidad y máster a precios asequibles, planes de pensiones de empresa, provisión de servicios tecnológicos a las empresas, etcétera).

En resumen, reclamando como hicimos nosotros ese tan deseado Pacto Social. Pero seguimos igual, diciendo, desde dónde deben plantearse el problema, que no hoy no es posible su solución en esos términos. En paralelo y en ese río revuelto, como siempre sucede, aparecen los oportunistas que introducen incrementos de precios que no se justifican de forma contable y contrastable. Hay que reconocer que el único elemento que no se ha sumado a esta espiral es el de los salarios que siguen, hasta el presente, varios puntos por debajo de los índices inflacionistas.

En medio de esta tormenta perfecta, es fácil olvidarse del impacto de la misma en el campo de la Innovación. Pues aquí también llegan sus pérfidos influjos y las empresas que tienen la buena costumbre de buscar las mejores financiaciones para sus aventuras de I+D e Innovación se están encontrando con que esos costes también reciben en influjo negativo de tipos de interés altos que producen retrasos, introducen temores a los implícitos naturalmente en estas actividades de riesgo. Así los tipos de las ayudas reembolsables de las agencias públicas de innovación, si no se para este proceso inflacionista, subirán a tipos que hacen mucho más difícil cuadrar las cuentas de las compañías que quieran lanzarse a la aventura de la creación de nuevos productos o servicios.

No es fácil lo reconozco, pero tal y como se recomienda en la lista de puntos del profesor Costas se debería pensar en atemperar este problema desde la formación de los costes de la financiación de la I+D y la Innovación, cambiando donde haga falta los límites y rangos que se crearon para tiempos en los que el fantasma de la inflación no estaba ahogando a los más débiles pero también a los más dinámicos.

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