INCREÍBLE: NO HAY CANDIDATOS PARA PUESTOS TÉCNICOS EN ESPAÑA
Hay que frotarse los ojos para no creer que está uno soñando cuando se lee o se sabe que hay problemas en España para cubrir la oferta de puestos de trabajo cualificados en algunas de las tecnologías punteras del actual ciclo económico. Y lo que es más sorprendente, también faltan candidatos a otros puestos con cualificaciones menos exigentes, relacionados con las labores de hostelería, distribución, etc.
Todo lo anterior en un país que sigue teniendo las tasas de paro más altas de nuestros socios europeos y un nivel de desempleo juvenil que roza el 50% en algunas de nuestras comunidades autónomas. Paradójico, ¿no creen? Buscar respuestas a estas cuestiones y abandonar, de forma permanente, ese odioso palmarés de país de parados debe ser uno de nuestros objetivos en el período de reformas que nos toca vivir en esta tercera década del siglo XXI.
Hay algunas explicaciones que nos deben servir para el análisis del problema y vamos a citarlas de forma muy sucinta, convencidos de que no son la respuesta definitiva a tan preocupante pregunta. Lo más importante sería acertar con algunas de las soluciones para resolver el problema. También, con una alta dosis de humildad, me atrevo a plantear algunas ideas de por donde deberían andar las soluciones.
Datos para la ecuación: en España tenemos en el año 2019 una tasa de abandono escolar del 17,3%, que afecta a más de medio millón de personas. Este dato, está muy alejado de la cifra que establece la UE para este parámetro, el 10%. Estos datos extraídos del artículo que el Grupo de Reflexión de AMETIC publicó en fechas recientes, nos sitúa ante un grave problema al renunciar a que una parte relevante de nuestra fuerza de trabajo tenga las capacitaciones mínimas exigidas para un mundo altamente competitivo.
Hay otro segundo aspecto, también muy relevante, que alumbra la situación: el del desequilibrio entre las formaciones universitarias y las de la formación profesional. En este apartado, otra vez más nuestras cifras son llamativas. Contamos con un 11% de cualificados en la Formación Profesional Media frente al 25% que existe en el seno de la Unión Europea. Y este dato, con toda su fuerza, adquiere su verdadero sentido cuando se conoce que, en el caso de Suiza, la existencia de una fuerte orientación hacia la formación de los jóvenes en aspectos técnicos es uno de los elementos claves para justificar su segunda posición mundial entre los países más innovadores del mundo. Otro elemento que apoya esta acertada apuesta es la existencia de Universidades, trabajando en estrecha colaboración con el mundo empresarial, a la hora de capacitar los profesionales que se demandan en los retos competitivos de un mercado tan globalizado.
Ambas apuestas, soportadas por una buena valoración social de estos trabajos ha dado lugar a una posición de liderazgo europeo del país alpino, que tanto nos gustaría imitar. De eso se trata, de no inventar la rueda. De analizar lo que otros hacen bien y tratar, no de copiar sin pensar, pero sí de incorporar a nuestros territorios elementos adaptados que han demostrado su buen funcionamiento en otros lares.
Empezando por la Formación Profesional hay que saludar positivamente la aprobación de la reciente ley que el Gobierno ha lanzado y de la asignación de importantes recursos financieros para hacer realidad que muchos de nuestros jóvenes encuentren en esas tareas la solución a su empleo estable en el futuro. Esa acción positiva, se debe ver apoyada por esa valoración social que rompa un esquema plenamente instalado en las familias españolas que asocian el éxito de sus hijos a la tenencia de una titulación universitaria, aunque ello no implique un trabajo acorde con los estudios realizados.
También es imprescindible que se resuelva la falta de vocaciones hacia las materias de Ciencias, Matemáticas, Ingeniería que sufren nuestras universidades que, además alcanza niveles alarmantes en el caso de las mujeres que parecen no encontrar en esas materias elementos de interés. Y de eso son responsables los planes de estudio y la falta de sintonía entre lo que se enseña y lo que se necesita para poder atender a esas demandas de soluciones novedosas que han de ocupar a nuestros ciudadanos según vayan ocupando las tareas rutinarias nuestros próximos apoyos: los robots inteligentes.
Por último y como necesidad, si cabe más urgente, no hay que olvidar la tarea de recapacitar a los trabajadores empleados, pero sin conocimientos en las técnicas digitales que van a invadir todas las actividades en todos los sectores. No se puede dejar caer ese ingente capital de experiencia laboral y para ello, tal y como se contempla en el programa ESPAÑA PUEDE, hay que incorporar propuestas formativas inmediatas y recuperar para el futuro a este importante segmento de ciudadanos.
De todo esto se hablará mucho, empezando este jueves 2 de Junio en Zaragoza en el encuentro de FUTURIBLES que tendré el honor de dirigir.