HABLAMOS DE COMUNICACIÓN
Era un jueves por la noche y cumpliendo con una tradición adquirida en los tiempos de la Transición, me sentaba a ver las noticias de TVE1. Como viene siendo rutinario un temario reiterativo: COVID, conflictos varios, elecciones aburridas, violencias diversas, etc. De repente, una información de tipo genérico sobre la situación de la I+D+I en España. E iban pasando los minutos – uno, dos, tres, hasta once – y seguían hablando de ese tópico que no ocupa para nada la prioridad informativa de nuestros medios. Cuando el “sueño” acabó y despertaba de mi sorpresa, en algunos de los grupos de opinión más orientados a ese tema empezaron a fluir comentarios de asombro, rareza, explosiones de alegría, etc.
Todo lo anterior, que parece algo novelado, puede tener mucho de serio, profundo, transformador. No es arriesgado afirmar que una derivada positiva del COVID ha sido que la ciudadanía del siglo XXI en España ha tomado conciencia del papel que tiene la CIENCIA en sus vidas. Todos los portavoces políticos has afirmado, a veces en demasía, que tomaban decisiones tras escuchar a los científicos. Y va y aparece la VACUNA que nos da confianza, recorta el impacto mortal del virus y además en tiempos diez veces más cortos que los que estábamos acostumbrados. Como consecuencia de lo anterior, los españoles de a pie empezaron a comprender y quizás a compartir ese lema, que los que trabajan en esos dominios acuñaron con acierto: SIN CIENCIA NO HAY FUTURO.
De eso nos tenemos que felicitar. Y lo hacemos más aun cuando, a renglón seguido, la naturaleza nos sorprende con un volcán en nuestro territorio y de nuevo las pantallas de las televisiones y las páginas de los periódicos se llenan de hombres y mujeres que nos explican como se comporta la Tierra cuando ruge, qué nos va a pasar con nuestros miedos, etc. Otra vez más ahí están los conocimientos, las investigaciones al servicio de la humanidad.
Tal vez por todo ello, en un telediario de la noche se dedican once minutos a hablar de la I+D+I en España. Y lo hacen bien, centrados, con algunas reflexiones de fondo que a los expertos seguro les dejaron insatisfechos, pero que a los ciudadanos les permitió entender un poco mejor dónde estamos y que nos está pasando.
No fueron los periodistas tan atrevidos para decir que estamos mal, que nos falta mucho para situarnos donde deberíamos estar, pero dejaron algunas pistas sobre las que profundizar en la próxima vez que se repitiera un debate serio sobre el tema. Y hace falta pues las cifras de España en comparación con las de nuestros competidores son de susto. En fecha reciente se ha conocido la posición de nuestros esfuerzos (inversión que no gasto) en I+D+I y seguimos en posiciones de cola tras países como Grecia, Hungría, Estonia, Republica Checa, etc. Nuestra cifra de inversión en relación con el PIB sigue por debajo del 1,5% mientras que los países que mandan en el mundo están en el 4% y Europa aspira a alcanzar el 3% en los próximos años.
No podemos seguir con el ritmo de crecimiento actual; es preciso un plan de choque a medio plazo que cambie, en unos años, nuestra posición mundial y pasemos a ser lo que en términos de economía mundial representamos. Otros países, semejantes a nosotros lo han hecho y eso sería una garantía de competitividad para un futuro en el que las cosas van a cambiar mucho y los españoles debiéramos estar entre los pueblos avanzados.
Un aspecto particularmente significativo en este reto es la posición de la INNOVACIÓN en España. Ya se ha dicho en otras ocasiones, pero ahora acabo de verlo – negro sobre blanco – en la Exposición de Motivos del Proyecto de Ley sobre la Ciencia la Tecnología y la Innovación que estos días se ha sometido a Consulta Pública. Siendo el país décimo primero en publicaciones científicas reconocidas, ocupamos una vergonzante posición treinta y uno en el ranking de países innovadores. Este hecho reclama actuaciones urgentes y entre ellas, a semejanza de lo que está pasando con la Ciencia, un esfuerzo de comunicación que lleve a la ciudadanía los mensajes de cómo la INNOVACIÓN impacta en su vida cotidiana.
De mejorar la Ciencia, pero también la Innovación debería ocuparse esa Ley que se va a aprobar en el primer semestre del año 2022. Por su importancia y protagonismo en ese proceso, dedicaré otro artículo a ese asunto específico en los próximos días.
Manuel Anta
Mi estimado Paco. ¿ sabemos que es innovar? Empecemos en la universidad, sigamos por las empresas y reflexionemos en nosotros mismos.
Espero de tu sagacidad que nos des ĺuces para concretar que significa innovar
Manuel Anta
Saludos